Sobre ir lento
Esta semana fui a nadar. Pretendía hacer un entrenamiento ligero dado que no he sido regular últimamente y no me sentía en capacidad de retomar el ritmo del año pasado. Mientras me encontraba en la alberca, sólo escuchando mi respiración y el sonido del agua a mi al rededor, procuré poner atención en lo que sucedía.
Al intentar nadar rápido, llega un punto importante donde no fui capaz de mantener la correcta tecnica. Comencé a cansarme y agitar mi respiración, mientras que mi ténica empeoraba más energía gastaba y menos avanzaba. Literalmente puedes sentir cómo te hundes a pesar de creer estar haciendo todo lo necesario para mantenerte avanzando.
Me propuse explorar ese punto de límite. Entonces en lugar de moverme más rápido para reducir el tiempo batallando en el límite, hice lo contrario. Me propuse ir lento, no a avanzar lento en la alberca, sino a nadar lento. Al hacerlo, pude concentrarme en la ténica apropiada, concentrarme en la respiración y sentir cada movimiento que estaba realizando.
Mi cuerpo se movía más lento que antes, pero era capáz de avazar más rápido a través del agua. Entonces pensé cómo este comportamiento no era ajeno a otras áreas de la vida, puede ser útil en otros aspectos.
Me he encontrado en momentos donde siento que tengo que correr para alcanzar las expectativas que he creado sobre mí. No hay tiempo para descansar, para mantenerse inerte, hay que correr hacia el futuro. La realidad es que vivir así no es sostenible.
Al intentar correr sin importar qué, nos arriesgamos a funcionar de una forma ineficiente. Cada brazada con una ténica perfecta, aunque lenta, te ayuda a desplazarte más rápido a través del agua. Cada respiración correctamente ejecutada, aunque lo hagas despacio, representa menor pérdida de energía y menor resistencia en el agua. Algo similar sucede con nuestro trabajo.
Mi punto en esta reflexión es sencillamente recordarme que ir lento no está mal, a veces es necesario. La idea central es buscar ser eficientes, no sólo veloces.
¿Cómo se ve ir lento? en mi experiencia personal, puede ser:
- Hacer menos cosas a la vez.
- Decir que no a compromisos que usualmente aceptaríamos sin pensar.
- Descansar una día sin sentir culpa.
- Dedicar tiempo a aprendizaje aún en temas que consideramos de nuestro total dominio.
- Priorizar nuestra salud física y emocional antes que otras cosas.
Terminé el entrenamiento y no pude dejar de pensar en lo interesante de la situación. Contraintuitivamente, nadar despacio me hizo ir más rápido.
Este es un pequeño recordatorio para mí, ir despacio no está mal. Ir despacio te prepara para correr cuando sea necesario.